La oración, como expresión de nuestra dependencia absoluta de Dios, nos pone en comunicación con Él. Orar, exhalar los anhelos del espíritu, tener comunicación de amor, nos hace semejantes al Espíritu, por quien nos podemos dirigir con absoluta confianza al Padre. (cf. Gal. 4,6).

       Es por eso que invitadas por el Señor a dirigirnos al Padre, llevamos la Cruz Vocacional a las familias cristianas con el fin propiciar una conciencia vocacional, que es responsabilidad de todos. Para que así, obtengamos una Iglesia promotora recordemos que las vocaciones nace dentro del seno de la familia.

       Cada semana una familia se compromete a orar juntos, por las vocaciones en nuestra Iglesia. "La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies". (Lc 10,2) Con esta invitación vamos todos juntos a unirnos en oración.